Corazón valiente


Érase una vez, un muchacho de lo más peculiar, un tanto reservado en ciertos aspectos aunque de buena palabrería. Al parecer le gustaba mucho mandar mensajes de esos llamados de "entre líneas" pero por el contrario los odiaba recibir porque no sabía interpretarlos por muchas vueltas o explicaciones que buscara en su cabeza. Un día, se prometió que en cada momento haría lo que le apeteciera hacer o decir sin callarse nada, eso si, siempre intentando calcular y medir sus palabras, por supuesto que sin ofender a nadie.
Ese día el muchacho salió de su casa con el rostro altanero, a partir de aquella promesa no se iba a dejar eclipsar por el miedo que le causaban los pequeños baches que se le plantearan. No pudo evitar pensar en unos momentos de soledad todas aquellas situaciones en las que se acobardó y a raíz de eso nació la incógnita del que pudo ser y no fue, una aterradora duda que pesaba demasiado y era consciente de que se arrepentirá por el resto de su existencia.
Pasaban los días y poco a poco se iba haciendo al papel de corazón valiente, no le resultaba fácil decir adiós de un plumazo a sus prejuicios anteriores, y cuando se le planteaba una situación embarazosa, donde el temor se podía percibir, se repetía para sí mismo: "se fuerte, se fuerte...". Al muchacho le llegó el momento de jugársela, necesitaba estar en sus sueños, se veía con ganas pero un fuerte pánico le abordaba el corazón. El sabía que ya no se podía echar atrás, eso fue su vida pasada.... esta vez se la tenía que poner todo el empeño del mundo para ser valiente y actuar como guerrero en primera línea de batalla, sin importarle si en esa acción le llegara la muerte.
Y así fue, se lanzó al vacío echando a los leones su "yo pasado", siguió el guión que le iba dictando el corazón, parecía el escenario perfecto para salir victorioso... pero el muchacho cayó fulminado como si le hubieran clavado un tomahawk en las costillas.
Más adelante el muchacho, tras superar el varapalo anterior, analizó su acción anterior, imaginó su vida sino hubiera fracasado en su día, pero posteriormente se daría cuenta que luchó y murió como un poeta guerrero.

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

El poeta guerrero podrá mirarse a los ojos sin nigún miedo, porque fue coherente con sus sentimientos y consigo mismo, y eso, querido amigo, vale mucho más que una victoria.

Fdo:

Tricolor